Hace 10 años, en la maravillosa Isla Grande de Chiloé, nació el Parque Tantauco. En la lengua huilliche Tantauco significa “donde las aguas se juntan” y en el extremo sur de la isla confluyen las aguas de los canales chilotes, con las del Océano Pacífico y las del Golfo Corcovado. El parque está indisolublemente ligado a Chiloé; una tierra mágica que primero fue habitada por los chonos (6000 años AC). Luego llegaron desde el norte los Huilliches y posteriormente los españoles, que por orden de Pedro de Valdivia arribaron en 1540, y junto con ellos, los franciscanos y jesuitas. Así se construyó la cultura chilota, rica en tradiciones y leyendas.

Es en la zona sur de la isla nació y se desarrolló el Parque Tantauco, cuya naturaleza, flora y fauna lo convierten en uno de los paraísos de biodiversidad a nivel mundial, y su vasto territorio permite observar a la gran ballena azul, el zorro de Darwin, el monito del monte, la ranita de Darwin, y en flora a los cipreses de las Guaitecas, el olivillo costero y nalcas gigantes, entre otros.

No es casualidad que el naturalista británico Charles Darwin, durante su viaje en 1834 en el Beagle, haya quedado maravillado por la naturaleza de Chiloé y así lo expresara en su monumental obra Viaje de un naturalista alrededor del mundo.

El Parque Tantauco no solo está profundamente comprometido con la conservación de la naturaleza, sino que también, en sus casi 120 mil hectáreas, ha desarrollado una  infraestructura sustentable para quienes llegar a conocerlo. Más de 20.000 visitantes han tenido la oportunidad de explorar, recorrer e inspirarse con las maravillas del parque, cuya misión es proteger, conservar y difundir un patrimonio natural único para que no solo nuestra generación, sino también nuestros hijos, nietos y los que vengan, puedan explorar e inspirarse con las maravillas con que el Creador bendijo a nuestro querido Chile.

Por Sebastián Piñera, Presidente Fundación Futuro, organización fundadora del Parque Tantauco.

Publicado en La Tercera.